martes, 5 de marzo de 2013

El Taita y la Última Batalla











Toda leyenda necesita un héroe y todo héroe necesita un enemigo.  



Dentro del folklore Taitísta del venezolano promedio, la adoración cuasi-religiosa que se ha esculpido desde 1992 sobre la imagen de Hugo Chávez ha dado como resultado, la exaltación del hombre más allá de sus capacidades físicas.

Es de harto conocido que Venezuela siempre ha buscado otorgar poderes paranormales a individuos que hicieron (según su apreciación), o ejecutaron actos heróicos que los colocan en un lugar especial dentro del corazón de la Patria.  Como un  Trebouchet social, desde íconos religiosos hasta figuras de la historia, los venezolanos constantemente otorgan y catapultan, cuales Zeuses de ocasión, cualidades increibles y fantásticas a personas normales y comunes cuya única diferencia fue la de haber hecho algo "distinto" a aquello que hace el resto.  Para muestra y con absoluto respeto, el ejemplo del Dr. José Gregorio Hernandez vale como un ejemplo "bueno", así como fatalmente, la figura de Hugo Chávez Frías vale para el ejemplo "malo".

Hugo Chávez es el nuevo mito venezolano, y lo ha sido desde hace muchos años ya. Recuerdo que personas de la misma educación y extracción social a la mía (término muy odioso, pido disculpas) admiraban a Chávez por aquél "por ahora" ya tan famosamente cacareado.  Y no pude más que darme cuenta que lo que Chávez intentó hacer tuvo efecto sobre una cantidad enorme de personas que comenzaron secretamente a admirarlo unos y de manera más abierta otros tantos.  Supe de personas allegadas al entorno en el que viví (donde supuestamente se condenaban los hechos del golpe) que habían ido a Yare a decirle a Chávez cuánto admiraban su arrojo y valentía, para luego darse cuenta del error cometido.  Comprendí en ese momento que los venezolanos admiran más el arrojo físico (sea lógico o no) que el intelecto y el análisis de los eventos que tiene frente a sí.  Dicho en términos más latos:  El venezolano respeta más los cojones que los sesos.

¿Le sonó antipático esto? Creame, más antipático es escribirlo.  Los venezolanos tenemos un "Love affair" eterno con la gorra militar y por ende, con el mito detrás de esta.  Desde siempre hemos admirado y odiado a la vez a los militares, por lo que no debería extrañarnos que casualmente, sea un militar el que ha llevado a nuestro país a esta especie de "Grand Finale" donde los peores infiernos se juntan al mismo tiempo.  Mientras el país se desgarra entre la delincuencia, el desabastecimiento, la corrupción y la inflación, los gobernantes de facto se debaten entre cuando anunciar lo inminente para salvar su propio pellejo.

Para perpetuarse en el poder, los chavistas del gobierno de facto entendieron, en mi parecer, que la única manera de seguir viviendo de Chávez es terminar de pulir su mito, el cual está bastante construido ya.  Ese mito debe lograrse con una última hazaña del paladín, algo así como una última batalla, para luego anunciar que el Taíta murió peleando por su pueblo, por sus ideales, "que lo entregó todo, hasta la vida" como apuntó emocionado Nicolás Maduro días atrás.  Esa última pelea es precisamente contra La Pelona y si bien no sabemos si Chávez está con vida o no todavía (a ciencia cierta, al menos) sumando los puntos en las tarjetas sabemos que el hombre no sale para el próximo round pero en su esquina no tiran la toalla aún.

Y no la tiran porque faltan unos toques para terminar el mito y echarlo a rodar.  Los mensajes de Nicolás Maduro y Ernesto Villegas en los últimos días, si bien son dispares en la forma son similares en el discurso, ambos apuntando que el Presidente está largando el forro contra la muerte, por así decirlo.  Mientras Villegas intenta torpemente hacer de vocero oficial, imbuído en la sonrisa nerviosamente hipócrita que esboza quien no sabe mentir, Maduro es el bravucón que se enreda con el bigote mientras habla y repite el Mp3 que le dejó su Taita antes de irse, claro, agregándole frases "de su propia cosecha", pero ambos consistentes en anunciar que el hombre está dando la pelea pero que se le presentan nuevas complicaciones, nuevos enemigos, algo así como un cáncer inyectado por la derecha que tanto lo odia.

Poco a poco venimos observando, al menos yo, que este discurso no busca más que ir narrando la pelea de Chávez contra su enfermedad.  Como un Florentino moderno, el llanero Chávez está peleándole tiempo a la muerte, bien con su "picardía" que siempre supuestamente le acompañó, bien con la firmeza con la que gritaba improperios a todo el mundo, por allá en sus mejores tiempos.  El Taita a caballo y con sable en mano que tanto hemos leído a través de la historia.  El Páez-hecho-Chávez que, lanza en mano, defendería a su pueblo de sus enemigos.  Toda esa paja que ya conocemos de sobra.

Chávez va a perder esa última batalla, todos lo sabemos o así lo presentimos.  Maduro y su gente, aconsejados por Fidel allá en La Habána, cuando supieron que el hombre no se levantaba más, entendieron que deben ser los juglares que narrarán la historia del "Hombre Nuevo", de la leyenda y el nuevo ícono venezolano.  Para esto deben narrar esa batalla de forma heróica, así como cuando Neo luchó contra lás máquinas en las escenas finales de la trilogía The Matrix.  El salvador que entregó su vida por su gente.  Nojoda...qué mejor final que ese?

Por lo tanto, esa es la lectura que he venido haciendo desde hace semanas.  Maduro y su gente preparan al muerto, lo maquillan para sacarlo con su traje de gala cuando muera, mito listo para ser consumido por un pueblo hambriento de héroes.  No nos extrañe entonces, ver en los funerales de estado, al cuerpo de Hugo Chávez vestido de galas militares.  Así es que se construyen los mitos.



Gracias por leer, compartir, oponerse o adversar.  De eso se trata ser Ciudadanos Políticos.







Juancé
@juancescritor





2 comentarios:

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