sábado, 10 de agosto de 2013



MONEY TALKS



Luego de un hiato en la escritura política, adonde admito haber llegado al punto de saturación hasta el mes de mayo pasado, he decidido y me he sentido compelido, casi constreñido a escribir, a pronunciarme acerca de la actual situación política en Venezuela, que más que política podríamos llamar emocional, porque si de algo estoy seguro, es que la crisis venezolana no está más teñida de las preocupaciones que los ciudadanos políticamente maduros (si, aún nos pertenece esta palabra) que de la tinta de la emocionalidad y las consecuencias que esto ha generado para el colectivo patrio.

En primer lugar, la sensación de frustración que experimentan los opositores al gobierno de Nicolás Maduro comienza a tomar tintes críticos.  Y debo utilizar la palabra "frustración" porque es lo que se percibe en el ambiente de aquellos - mayoría o no, nadie parece saberlo - que adversan y quieren la salida del Presidente - ilegítimo o no, nadie tampoco lo sabe - de la manera que sea.  Si antes cobró fuerza la frase "Chávez los tiene locos", en el momento presente se hace invaluable por su certeza.

Un movimiento opositor completamente acéfalo (la cual ha sido su característica primordial) en donde la protesta individual es la mayoría y donde los grupos de protesta a su vez han sido suplantados por las cadenas en las redes sociales, el colectivo que lleva años esperando por un líder que los encamine y realmente logre motivarlos no puede estar más que eso, frustrado.  En una suerte de "Sindrome de Trauma Post- Político", muchas personas comienzan a mostrar síntomas claros de obsesión hacia el tema "Maduro" y tomando - y más peligroso aún, dando importancia a - comentarios que parecen prefabricados, como el ya famoso "millones y millonas" que tanta gracia ha hecho, siendo la palabra clave aquí, "gracia"

Lo cierto es que detrás de esta cortina de palabras sin sentido, en esta suerte de "vamos a ver qué nueva burrada dice el hombre" cada vez que va a hablar, existe una estructura que perdura y que es la que le mantiene la boca cerrada y la mano tranquila a muchos supuestos "opositores" al Gobierno.  Esa estructura tiene formándose años, desde el inicio mismo del régimen.  El problema del venezolano es que tiene la memoria más corta de la especie humana.

¿Acaso se nos olvidó que cuando los rojos llegaron, las comisiones por negocios con el "gobierno" subieron de 15% y 20% hasta 30% y 35%? ¿O es que nadie escuchó, aspiró o se metió una platica con negocios como el fulano plan "Bolivar 2000" o algo así, que manejaba el ahora ya olvidado "General" Cruz Weffer? La cultura de la corrupción no existía para los chavistas cuando llegaron al poder, y venían hambrientos de no haber comido nada (ni migas) de los negocios previos al chavismo. ¿O es que de verdad queremos seguir negando lo que vimos o escuchamos?  En la época de AD y Copei, todo el mundo sabía "cuanto había pa' eso" pero los rojos llegaron con la voracidad de pirañas fámelicas y comenzaron a subir las tarifas y comenzaron a elevar la barra, como dicen por ahí.

No es de extrañar entonces que esto generase las fortunas que hoy vemos en Venezuela y que por sus tamaños y sus grados de ostentación extrema, hacen lucir a las de los adecos y copeyanos como fortunas enanas, sietemesinas.  Claro, tengamos en cuenta que el petróleo lleva varios años ya sobre los $95 por barril y no parece que aún y cuando los rojos se han cansado de destruir la PDVSA "antigua" por así llamarla, el chorro sigue y las fortunas continúan apareciendo en una suerte de pus social.

¿Quién no conoce o ha escuchado el caso de alguien que se llenó con los rojos aún votando por Capriles?  E igual era con los candidatos anteriores, porque resulta que ese andamio del cual comento líneas atrás, es tan generoso que también permite la entrada de supuestos opositores o por lo menos a muchos que no se to man la foto en los cockteles del PSUV y ágapes por el estilo.  Muchos viven a la sombra de los negocios que hacen con el gobierno aunque deban para esto, sacar a sus familias afuera por el tema de la inseguridad y otros males que aquejan a Venezuela.  Lo que si consigo siempre que converso con alguno de ellos, es la misma frase una y otra vez: "Es que como en Venezuela no se hace plata en ningún otro lado"

Visto así, podemos empezar a entender el porqué de esta inacción, de esta especie de "kaligueva política" que se respira tanto dentro como fuera de Venezuela, y créanme, el hecho de no vivir en Venezuela no nos hace a los emigrantes, ignorantes de lo que sucede y por donde van los tiros.  No nos subestimen así.

Mientras en Venezuela se siga ganando la clase dinero que se gana en negocios con el Estado, nadie va a mover un dedo para reclamarle a Maduro sus violaciones constantes a la Constitución, sus crímenes continuados como el homicidio de Iván Simonovis o como lo fue el de Franklin Brito  (lo recuerdan? el que no se vendió).  Mientras el dinero siga encantando serpientes, seguirán dormidas las intenciones de defender conceptos como la democracia, el respeto a la norma y otras cosillas más.  He ahí la razón principal del porqué este gobierno tiene quince años cayéndose y no se cae, y la razón del porqué los sables no hacen ruido, con todo lo pavosa que es esta frase, dentro de los cuarteles.



Gracias por leer, comentar y compartir.



Juancé Gómez
@juancescritor

5 comentarios:

  1. Comosiempre maestro, sobresaliente, un abrazo de felicitaciones.....

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  2. It's the shit that binds us, my dear Reg. As long as we keep smelling it and living with its stench, it will always be there.

    Cheers and thanks!

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  3. Me parece muy acertado el punto de vista de tus comentarios a través de este blog. Es uno de los que acierta en esta catástrofe que ha afectado a tantos milones de venezolanos

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Apreciado lector, tus comentarios son apreciados y agradecidos.